" Una revista terapeútica que busca mejorar TU calidad de VIDA"

La pérdida de un Hijo: El encuentro con la Fe - Esperanza - Amor

La pérdida de un hijo: El Encuentro con la Fe -Esperanza -Amor
P. Carlos Toseli M.I.


“Amigo auténtico es aquel que en el tiempo de la tentación
soporta, sin agitar ni turbarse, junto con el prójimo, toda
eventual aflicción, necesidad y desgracia como propia”
San Máximo,  El confesor.


En el transcurso de la vida, el hombre es sometido a un gran número de crisis,  en las que, si va acompañado le  proporcionará, humanidad  y  sabiduría, abriéndole un  horizonte nuevo. Por el hecho de estar atado al mundo, aferrado a cosas  y  personas, en una sociedad que fomenta el individualismo y aislamiento,  no se logra la  ruptura a una nueva etapa de vida.
La muerte de un hijo plantea una crisis de las más grandes, altera para siempre el curso de la vida de los padres y también la relación de pareja.
 “la mayor tristeza que experimentan los padres a raíz de la  pérdida,  es la falta de apoyo de amigos y familiares, los cuales evitan u olvidan lo sucedido. 
  Todos,  antes o después, necesitamos consuelo,”  somos tan frágiles “, sobre todo  cuando se trata de la pérdida  de un hijo. ¿Dónde está el consuelo?,  ¿qué tipo de consuelo?, ¿Quién da el consuelo?.
Yo quisiera aportar con tres momentos de consolación,  que le proporcionará al que sufre la pérdida de un hijo, Fe, Esperanza y Amor,  Además de ser herramienta de ayuda en nuestra reflexión y ministerio de acompañantes en el duelo.

El icono de la crucifixión     (Jn 19,25-27 )  Encuentro con la fe.            
Acoger y estar cercano, a su lado.

Acompañar una familia que sufre por la pérdida de un hijo, es portarse como María al lado del que sufre (Jn 19, 25) o ser como Juan, al lado de la madre traspasada de dolor que pierde a su Hijo,  (Jn 19, 27).
“El desconsolado necesita presencias cercanas que derritan su aflicción con calor humano, que conforte su tristeza con la palabra, no se puede ayudar al que sufre a distancia.  Hay que acercarse a él y adentrarse en lo que está viviendo, movidos por la compasión y el deseo de consolar, alentar y servir de apoyo.  Es preciso hacerlo sin prisas ni paternalismos, dejando y facilitando que el necesitado del consuelo sea el protagonista.   La cercanía solidaria tiene un poder curativo: activa y hace presente al que sufre el amor de los hermanos y de Dios.
En la contemplación de este icono,  Jesús nos da un hermoso ejemplo de como acompañar a una madre que sufre la pérdida de su hijito: llevarla a su propia casa, es decir meterla en su vida, compartiendo sus dolores e inspirándole confianza.
“Más importante – escribe H. Nouwen aput Rudecindo – que cualquier acción concreta  o cualquier palabra indicativa, es la simple presencia de alguien que se interesa.
En una época tan saturada de métodos y técnicas  ideadas para cambiar a la gente “para influir en su conducta, para hacerle realizar nuevas cosas y pensar nuevas ideas, hemos olvidado el simple pero difícil don de estar mutuamente presente.   Hemos perdido este Don porque se nos ha hecho creer que la presencia tiene que ser útil “.
 
Cuento hindú - Encuentro con la Esperanza

Con delicadeza y humildad


             En un estanque crecía un gran loto. Un paseante que pasaba por su lado y nunca había visto una flor como ésa, se detuvo a admirarla.  Se dio cuenta entonces de que en el agua vivía una rana justo debajo del loto.
-        ¿Cuál es esa flor maravillosa que está encima de ti? - le preguntó a la rana.
Ésta le contestó:
-        no tiene nada de particular, es una flor vulgar.
Cuando esté mustia, iré a buscar otra.

Decepcionado, el hombre vio a una abeja que se dirigía velozmente hacia el loto.  Intentó detenerla para preguntarle, pero la abeja le contestó:
-        Ahora no tengo tiempo, espera un poco.
Habiendo hablado así, la abeja se posó justo en el corazón del loto en flor, libando lentamente su néctar.  Al cabo de bastante rato se dirigió al hombre y le dijo:
-        Ahora puedes hablarme.
Éste repitió su pregunta y añadió:
-        Dime, ¿qué has hecho encima del loto tanto tiempo?
-        ¿no lo sabes? - pregunto alegremente la abeja- Es un loto lleno de delicioso néctar que he libado; ahora mi ser está transformado.                     

“descálzate, porque el
Lugar que pisas es sagrado”
Ex 3, 5

Nuestra presencia junto a una madre, a un padre, a una familia sumergida en el dolor de la pérdida de un hijo, puede llevar al que sufre a una actitud tipo rana que está debajo del loto,  en el puro fango, pasa  lamentándose  o maldiciendo a medio mundo. O les ayuda a ser como la abeja, sacando algo de lo que ocurre en beneficio de uno mismo, o de la familia o de la comunidad.
Al mundo que sufre el desconsuelo, no se entra avasallando, sino con delicadeza. 
Hemos de ofrecer nuestra presencia al que sufre pero no imponerla, sino hacerlo con humildad y mansedumbre, que es  como las  sandalias del sabio o como la abejita,  con su toque delicado y firme obtiene la miel del hermoso loto, que sin embargo, permanece en el fango. La humildad ayuda al acompañante a no creerse dueño de la sanación, a reconocer que su deber no es resolver los problemas del interlocutor, sino convertirse en su compañero de camino, confortarlo en su espera, ser signo de esperanza y portador de aliento y consuelo en los momentos del dolor.

Caso vivido – encuentro con la Caridad

“El mismo Jesús se acercó
a ellos y camino a su lado”
Lc 24,15

En el día de Nuestra Señora Virgen de los Dolores, que en Chile es día del enfermo, nos ha tocado vivir como Pastoral hospitalaria una intensa experiencia de duelo, en la cual se hicieron participes  un gran número de personal sanitario.  Una madre C., funcionaria del servicio de radiología, después de algunos días de internación, se le fue, la hija B, de solamente 18 años, una pérdida que ha sensibilizado a todo el Hospital. Las visitas a ella en el servicio, el dialogo  del matrimonio con  el  Capellán, la oración  por la  niña  en la Uci, con los sacramentos de la unción, después la Eucaristía en la Capilla  del Hospital, con los amigos, parientes y administración.  Y por último en el cementerio,  con la presencia de un sinnúmero de funcionarios, que han venido a expresar su último adiós y consolar a la madre, se constituyó en verdad en la respuesta afectiva, que se hizo efectiva frente a este suceso.
Ha sido una prueba visible de cómo los cristianos podemos actuar, con un solo corazón y suplicar a Dios su auxilio divino y así poder sentir los efectos de su misericordiosa bondad.
Es este amor “que transforma las lágrimas en plegaria, el desaliento en fe, la desesperanza  en esperanza” y hace pasar de la muerte a la vida resucitada.


Conclusión:

Toda pérdida hace experimentar vivamente la impotencia humana, la incertidumbre de la vida y provoca un natural resentimiento por no poder controlar las cosas.  Más aún cuando se trata de un hijo a quien pensábamos un hermoso futuro, una vida llena de sueños y realizaciones.

Más que nada es la hora de la fe pura, desnuda, límpida.  Nos decía el Papa Benedicto XVI  en su Mensaje para la XVI Jornada Mundial del Enfermo 2008: “el dolor, acogido con fe, se convierte en la puerta para entrar en el misterio del sufrimiento redentor de Jesús y para llegar con Él a la paz y a la felicidad de su  resurrección”.
La consolación que nos viene  del Icono de la crucifixión, la escucha y meditación del cuento hindú y el caso vivido de la señora C, mamá de B, nos han permitido iluminar, creo yo, la dolorosa experiencia por la pérdida de un hijo.
Ser solidario, compasivo, uniéndose  al dolor del que sufre y ofrecerle el consuelo y alivio de una presencia libre, esperanzadora,  despojada, amorosa, y llena de fe.  Es como si se le ofreciera al hombre sediento en el desierto un vaso de agua fresca, o como estar a sombra de una palmera bajo el sol ardiente.  Entonces, el que sufre la pérdida de un hijo , se va transformando, a través del dolor y de su sanación, lo que provoca el   adentrarse en la propia interioridad y ojalá el  encuentro  con la Paz del Señor :  “ Mi Paz os dejo , mi paz os doy”  Ahora , el que antes  estaba postrado puede levantarse , por haber irrumpido y penetrado en la caverna del dolor y dejar que de ahí fluya la fuente que mana, sana y salva.


Bibliografía

-         Jaramillo, J F.   “De Cara a la Muerte”
            Edit. . Andrés Bello , Chile, 1999
-         Jodorowky, A   “ La Sabiduría de los cuentos”
            Edit. Obelisco  Barcelona  2009
-         Rudecindo D.P.  “ Consolad , consolad a mi pueblo”
           Los santuarios, sacramento del Consuelo
            Boletín Dolentium Hominum, Vaticano,
            Nº 68, 2008, pág. 30-91